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La araña y la hormiga
cruzan la hoja de este cuaderno
van en dirección hacia la punta de la pluma
que escribe en trance místico esto
Ambas son del mismo tamaño:
La treintatreceava parte
de la uña de mi dedo medio
Y ambas escalan sobre mi mano
y exploran ente las montañas
de los nudillos
y las cordilleras de mis dedos
Es un hecho que no saben
que se encuentran bajo la mirada
de lo que para ellas aparentaría
ser el monstruo más gigante
y más grotesco
Pero lo más curioso es que,
en apariencia pareciera que
entre ellas no pudieran verse
aún teniéndose paradas frente a frente
Parecieran más bien un par de locos
delirantes renunciantes de la búsqueda
del "Gran Algo"
entre las dunas del desierto de mi brazo
Y llega lo inevitable
en que veo a través de los ojos
del bicho fórmico y del arácnido
Perdiendo la noción poco a poco
de lo que va aconteciendo
entre los estrofados trazos
Se hace la tarde...
Somos los tres
Hombre, araña y hormiga
en el reino escondido
entre la terra y el cielo
y el espíritu y la materia
La percepción es un juego
Un Triple-Juego:
El Juego de las escondidas
Vamos a escondernos y a tratar
- vida a vida - de encontrarnos
El juego de la persecución
Vamos a atraparnos en medio
de diez mil huídas a través
de los bosques de la evasión
para obligarnos a confesar
nuestros secretos y miedos
y a reir en el agtamiento
al atraparnos
El juego del aprendizaje
Darle sentido a lo que somos
a lo que hacemos,
al dónde estamos
Ahora el paisaje es rosáceo
Las estructuras se conforman
de paredes tetraédricas
de ámbares y rubíes
de zafiros y esmeraldas
de jades y lapislazulis
La pluma por su cuenta
escribe y escribe
lo que le viene en gana
En verdad no existen
las palabras, nada se entiende
cuando se entra en la morada
de los locos
El desierto llega
y con el desierto
la añoranza del retorno
y la sed
Más también las brasas
del intelecto
reducen a cenizas
al cerebro
y además el corazón
¡Oy, el corazón!
que nunca encuentra
su lugar correcto
¡Que difícil es vivir
en la incertirumbre
de no saber situarse
entre vivos y muertos!
Pero, ¡óh!
La araña y la hormiga desaparecieron
Sólo quedan torres de garabatos apilados
y cada garabato tiene ojos abiertos
Era de día
Ahora es de noche
Todos los aquís y los ahoras
yacen en la tinta en la punta
de la pluma
que escribe esto
cruzan la hoja de este cuaderno
van en dirección hacia la punta de la pluma
que escribe en trance místico esto
Ambas son del mismo tamaño:
La treintatreceava parte
de la uña de mi dedo medio
Y ambas escalan sobre mi mano
y exploran ente las montañas
de los nudillos
y las cordilleras de mis dedos
Es un hecho que no saben
que se encuentran bajo la mirada
de lo que para ellas aparentaría
ser el monstruo más gigante
y más grotesco
Pero lo más curioso es que,
en apariencia pareciera que
entre ellas no pudieran verse
aún teniéndose paradas frente a frente
Parecieran más bien un par de locos
delirantes renunciantes de la búsqueda
del "Gran Algo"
entre las dunas del desierto de mi brazo
Y llega lo inevitable
en que veo a través de los ojos
del bicho fórmico y del arácnido
Perdiendo la noción poco a poco
de lo que va aconteciendo
entre los estrofados trazos
Se hace la tarde...
Somos los tres
Hombre, araña y hormiga
en el reino escondido
entre la terra y el cielo
y el espíritu y la materia
La percepción es un juego
Un Triple-Juego:
El Juego de las escondidas
Vamos a escondernos y a tratar
- vida a vida - de encontrarnos
El juego de la persecución
Vamos a atraparnos en medio
de diez mil huídas a través
de los bosques de la evasión
para obligarnos a confesar
nuestros secretos y miedos
y a reir en el agtamiento
al atraparnos
El juego del aprendizaje
Darle sentido a lo que somos
a lo que hacemos,
al dónde estamos
Ahora el paisaje es rosáceo
Las estructuras se conforman
de paredes tetraédricas
de ámbares y rubíes
de zafiros y esmeraldas
de jades y lapislazulis
La pluma por su cuenta
escribe y escribe
lo que le viene en gana
En verdad no existen
las palabras, nada se entiende
cuando se entra en la morada
de los locos
El desierto llega
y con el desierto
la añoranza del retorno
y la sed
Más también las brasas
del intelecto
reducen a cenizas
al cerebro
y además el corazón
¡Oy, el corazón!
que nunca encuentra
su lugar correcto
¡Que difícil es vivir
en la incertirumbre
de no saber situarse
entre vivos y muertos!
Pero, ¡óh!
La araña y la hormiga desaparecieron
Sólo quedan torres de garabatos apilados
y cada garabato tiene ojos abiertos
Era de día
Ahora es de noche
Todos los aquís y los ahoras
yacen en la tinta en la punta
de la pluma
que escribe esto
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